sábado, 3 de febrero de 2018

Después de la poda

Cuando todo parecía estar perdido, algo generó esperanza. Todo empezó cuando una hermosa planta, la más admirable del jardín, empezó a madurar sus hojas, cada día estaba peor, hasta que nos dimos cuenta que tenía un gusano que la estaba destruyendo. Hicimos todo lo que pudimos para salvarla, después de tantos intentos, una hermana sugirió que lo mejor era podarla, a ver si cortando todas las ramas podíamos salvarla, aunque la planta, palidecía y ya hasta sus tallos estaban aparentemente secos; hicimos la poda. Al cabo de un tiempo, aún no se veía nada de vida en la planta y ya habíamos tomado la determinación de cortarla, pero pasados unos días más, vimos un pequeño retoño verde, pegado a uno de los tallos, era tan pequeño, que pasaba desapercibido. El tiempo siguió avanzando y descubrimos que no sólo tenía un retoño, sino que ya la planta tenia varias pequeñas ramas. Es así como aquella planta que parecía muerta, después de la poda, empezó a tener vida. Lo mismo pasa con nosotros, en el camino de la vida hay momentos en los que estamos haciendo más bella y alegre nuestra vida y la de aquellos que nos rodean, pero viene a nosotros el gusano de la desesperanza, la vanidad, las prisas, el odio, el afán de dinero, la envidia y otros muchos, que nos empiezan a restar vida, es entonces cuando llega Dios con su misericordia y por medio de diversas personas, nos acoge, nos escucha, nos confronta, nos corrige, en fin, nos poda, cuando eso pasa empezamos a tener vida de verdad y nuevamente, esta vez conscientes de su gracia, empezamos a tener un vida más alegre y fecunda y a generar esa misma plenitud para las personas que están a nuestro alrededor. Hoy es un buen día para preguntarnos: ¿Qué gusanos me están carcomiendo la vida? ¿Qué cosas tengo que quitar de mi vida, para ser mejor persona?

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