jueves, 21 de junio de 2012

En las fuentes de la fe


Un joven sabia la situación difícil por la que estaba pasando una amiga, a quien él de hecho quería mas que a una amiga, el no encontraba la forma de hacer que su amiga viera las cosas de una manera diferente, pero cómo las iba a ver diferentes, si en su vida todo estaba cada vez peor, ella ya no creía en nadie.

Su mejor amiga la traicionó hablando mal de ella, aunque hasta ese momento la había considerado como una amiga verdadera, siempre tuvo la sensación de que su amiga envidiaba todo lo que ella tenía, hasta el punto de que, luego de difamarla, se apoderó de su novio, y ahora estaban a punto de casarse. Este mal encima de otros males que tenía en su vida, provocaban que ella hasta quisiera quitarse la vida, pues también había reprobado el examen de admisión de una universidad que representaba su futuro, había gastado además el dinero de la universidad en un viaje, que terminó en la traición de su amiga. Su vida le parecía una basura y ella se refugiaba en la bebida y buscaba todos los placeres para sentir la felicidad.

El joven tratando de buscar la forma de ayudarla, le dijo que le concediera una noche de diversión, irían a algún lugar, donde con bebidas y otras cosas, él le ayudaría a salir de su estado depresivo, la joven muy rápido dijo que si, aunque siempre había considerado a este muchacho como un estúpido.

Llegó la noche esperada, y el joven la llevó a un lugar super wao, la mejor discoteca de la ciudad, allí vieron todos los excesos, la gente era dominada por todo lo que estaba consumiendo, él le dijo: “te propongo una cosa –abre bien los ojos para que veas” ella abrió los ojos, pero todo le parecía muy normal, y empezó a pensar que, debió estar bien loca, cuando accedió a ir con este tonto, a este lugar, lo que ella veía era su propia vida reflejada en esas personas, por eso le parecía tan normal y no tenía nada de extraordinario.

El joven percibió su mal sabor y le dijo: “ahora te voy a llevar a otro lugar, un lugar mejor que este, pero para ello te voy a tapar los ojos” así lo hizo, le puso una venda en los ojos y la llevó a un precioso jardín, lleno de flores, con una cascada, y los parillos nocturnos haciendo música con su canto, era un lugar maravilloso y el ambiente fresco que allí se experimentaba, parecía como estar en el cielo, él le dijo: “¿puedes sentir la belleza de este lugar? -ella respondió: “como lo voy a sentir si no puedo ver nada” entonces el tomándola de la mano, la sentó y le dijo: “tu vida hasta hoy ha sido un desastre, porque has tenido los ojos bien abiertos para ver lo negativo de tu vida y has tenido una venda, que te ha impedido percibir y ver las cosas bellas y positivas que tienes a tu alrededor”

En ese momento la joven se quito la venda y vio la belleza de aquel lugar, empezó a llorar, se abrazo al muchacho y él le dijo: “siempre que en tu vida, las cosas vallan mal, toma el camino misterioso que es a veces invisible a los ojos humanos y que se llama fe, aunque no puedas ver busca en las fuentes de la fe y cree que hay alguien a quien le importas, y que no se desentiende de ti”.

 Desde aquel momento las cosas empezaron a cambiar, porque la joven cambio su manera de ver las cosas desde dentro, ahora buscaba en la fe la fuente de donde nutrirse para actuar y para llevar una vida conforme al querer de Dios.

Sor Laidys A. Peguero Rodríguez, HCCS




jueves, 7 de junio de 2012

En una forma de pan, en una forma de vino

Oh, Señor y amado mio, como no adorarte vivo, en una forma de pan, en una forma de vino, amarte es el sentimiento que me inspiras desde dentro, y no solo sentimiento, es real mi adoración, adorarte Señor vivo, en una forma de pan, en una forma de vino.

Pero si sólo me lleno y te adoro a ti cercano, sin mirar a mis hermanos, no es real mi adoración, es sólo una ilusión. Si te adoro así, no es merito, aunque esté todo mi tiempo, adorándote mi dueño, en una forma de pan, en una forma de vino.

Adorarte mi señor, me arrastra hasta mis hermanos, a servirles día y noche, a mirar el cielo claro, y a mirar ese derroche de Dios en la creación, y así te adoro, oh amado, más real y mas humano, en una forma de pan, en una forma de vino.

Es real mi adoración, cuando doy mi corazón como servicio y comunión, en oracion y bendición, para donarme por el reino y así te adoro mi dueño, en una forma de pan, en una forma de vino.

No hay mayor adoración, que donarte a ti mi vida, sirviéndote en mis hermanos, dándole a todos mi mano, una oración, un consejo, una palabra de aliendo, luchando junto con ellos, yo te adoro Dios eterno, en una forma de pan, en una forma de vino.

Oh, mi rey, mi Dios, mi dueño, yo te adoro, yo te quiero, porque tu lo sabes todo, Jesús tu eres mi tesoro, sondeas mi más adentro, por eso en este misterio de eterna Eucaristía, yo te rindo mi ser todo, y te contemplo divino, glorioso, eterno, santísimo, en una forma de pan, en una forma de vino.  

Sor Laidys A. Peguero Rodríguez, HCCS