miércoles, 6 de abril de 2011


Oración afectiva

Oración afectiva

Señor te amo, porque me siento amado por ti, siento tu amor en todo lo que me rodea. En las flores, en los árboles, en la tierra, en todo lo creado.

"Señor, me hace feliz, me da paz, me integra, me motiva mirarte y sentirme mirado por ti, con amor".

Te siento cercano, Señor, en los seres que me rodean, mi familia, mis amigos. Allí dónde alguien me sonríe te veo a ti, ellos/as me muestran tu amor por mí.

¡Sin duda Señor, que cuándo soy más feliz, cuando siento plenitud en mi vida es cuando reconozco tu presencia en mí y en mis hermanos!, cuando descubro que ahí estás aunque no te pueda ver. Cuando doy pasos hacia ti, acercándome primero a mis hermanos y hermanas y en ellos te veo a ti, dulce Jesús, en los de cerca y en los de lejos, en los que conozco y en aquellos que veo por las calles de mi vida.

Sin duda también, que hay sequedad en mi alma, tristeza, soledad, afloran mis emociones y sentimientos, cuando no soy capaz de dar el paso, para salir a buscarte, para descubrirte en todo lo que me rodea. Pero, señor es a veces difícil reconocer que estás en todo; mis sentidos y el mundo donde habito me dice que no estás, hasta me dice que no existes, pero aún en aquellos/as a quienes aún no consigo amar, en aquellos que son diferentes a mí, en ellos ahí estás. En mi afectividad, en mis relaciones con los demás, en ese sentido de sentirme amado por otros, en ese sentido de saberme acompañado, y no un ser aislado, ahí te encuentro a ti, Dios, Dios mío.

Si mi Dios, todas tus creaturas tienen tu sello, tu imagen: Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (Génesis 1, 26) y es dentro de nosotros y en nosotros, en la relación diaria, donde podemos descubrir tus gestos de padre, de amigo, de hermano, tus gestos de compañero de camino: Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús… el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos” (Lucas 24, 13-35) tu cercanía es la cercanía de los hermanos/as. Es la cercanía del amor, de la amistad, de la acogida, de la solidaridad. De esos/as que se saben amigos, hermanos, gente cercana.

Gracias Dios, Dios mío, por amarme, por darme un corazón, con el cual puedo sentir, amar, y en el cual nacen todos mis buenos deseos, ¡Ojalá sean de tu agrado las palabras de mi boca, y lleguen hasta ti mis pensamientos, Señor, mi Roca y mi redentor, (Salmo 19, 15)! Y nace también los no tan buenos, los cuales puedo cambiar con tu gracia. Gracias Dios, Dios mío, por regalarme los sentidos, porque a través de ellos, descubro tu presencia y tu amor en todas las cosas, y puedo con mis labios junto a mis hermanos y hermanas alabarte, y cantar himnos a tu amor y