Pero si sólo me lleno y te adoro a ti cercano, sin mirar a mis hermanos, no es real mi adoración, es sólo una ilusión. Si te adoro así, no es merito, aunque esté todo mi tiempo, adorándote mi dueño, en una forma de pan, en una forma de vino.
Adorarte mi señor, me arrastra hasta mis hermanos, a servirles día y noche, a mirar el cielo claro, y a mirar ese derroche de Dios en la creación, y así te adoro, oh amado, más real y mas humano, en una forma de pan, en una forma de vino.
Es real mi adoración, cuando doy mi corazón como servicio y comunión, en oracion y bendición, para donarme por el reino y así te adoro mi dueño, en una forma de pan, en una forma de vino.
No hay mayor adoración, que donarte a ti mi vida, sirviéndote en mis hermanos, dándole a todos mi mano, una oración, un consejo, una palabra de aliendo, luchando junto con ellos, yo te adoro Dios eterno, en una forma de pan, en una forma de vino.
Oh, mi rey, mi Dios, mi dueño, yo te adoro, yo te quiero, porque tu lo sabes todo, Jesús tu eres mi tesoro, sondeas mi más adentro, por eso en este misterio de eterna Eucaristía, yo te rindo mi ser todo, y te contemplo divino, glorioso, eterno, santísimo, en una forma de pan, en una forma de vino.
Sor Laidys A. Peguero Rodríguez, HCCS
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